Sábado después de comer, intentas dormir y no puedes. Sigues intentándolo viendo cualquier cosa en la televisión. No hay forma. Decides que ver la película que te vuela la cabeza al mismo tiempo que te produce una sensación relajante en el cuerpo será la mejor manera de conseguir conciliar el sueño durante un pequeño rato, sabes que no será largo, pero estará.
Lo consigues, ha sido breve, pero te ha sentado bien. Te levantas de la cama y observas por la franja de luz que has dejado entrar en la habitación. ¿Qué ves? A lo lejos, aquellas montañas verdes llenas de vida y paz cubiertas por un cielo cada vez más oscuro e inquieto. Una imagen que provoca sensaciones contrarias pero que al mismo tiempo pueden llegar a compenetrarse perfectamente.
Ha costado, pero todo ha sido bonito. Todo ha sido.
