viernes, 8 de julio de 2011

Los días raros

Ábrelo, ábrelo despacio. Amanece el día. Otro día más.Di, ¿que ves?, Dime ¿que ves? Nada nuevo al asomar por la ventana. Algo tan simple como un manantial breve y fugaz entre las manos.
No puedes volver a cerrar los ojos. No debes. No lo haces. Toca afinar, definir de un trazo... Cuesta. Sintonizar, reagrupar pedazos en mi colección de medallas y de arañazos. No tengo más remedio. No hay escusa para no hacerlo. Es un viernes más. Ya está aquí...¿quién lo vio bailar como un lazo en un ventilador?¿quién iba a decir que sin carbón no hay reyes magos? Igual el olor a café molido me ayuda en algo. Aún quedan vicios por perfeccionar en los días raros. Horas. Largas y no pocas las que quedan por empezar y llegar a terminar. Los destaparemos en la intimidad con la punta del zapato. Igual son simples pero una simple brisa, una simple melodía, un simple olor...resultaran suficientes. ¿quién iba a decir que sin borrón no hay trato? Tu aguanta. La recompensa, cuando llegue, valdrá la pena. El futuro se vistió con el traje nuevo del emperador. Oscurece. Las horas pasan y oscurece. Fuera y dentro. Ni el simple gesto de darle al interruptor para aclarar la situación lo conseguirá. ¿quién iba a decir que sin carbón no hay reyes magos? No ha terminado el día. Falta poco. Nos quedan muchos más regalos por abrir, monedas que al girar descubran un perfil. Ser un@ mism@. Ya empieza el celofán y acaba en eco.

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